4. Elementos de producción:
a. El emisor.
Tanto en el caso de “Easy Rider” como en el de “Apocalypse Now”, el emisor o emisores del mensaje serían los propios directores, entendiendo por mensaje tanto la película, como la imagen que se proyecta de la sociedad o del conflicto. Independientemente de que los directores, aún siendo emisores constantes, parten de un guión escrito o plasmado por terceros, Dennis Hooper y Francis Ford Coppola aportan a sus cintas una estética y estructura muy personal que convierte ese mensaje original (el del guión o borrador) en uno propio, distinto y derivado. Por ejemplo, el objetivo de Coppola como emisor y cineasta es crear una película amplia, espectacular, a una escala de acción y aventuras épicas, donde, a pesar de todo, abunden los temas y la exploración filosófica de la mitología de la guerra y la condición humana, algo que el guión tocaba muy de lado.
Al tratarse de una ficción protagonizada por personajes, cabe distinguir entre los emisores reales; es decir, los directores que transmiten el mensaje en un soporte audiovisual, y los emisores imaginarios o protagonistas de la película que guían la reflexión del espectador (en el caso de “Apocalypse Now” con ese monólogo o discurso del Capitán Willard) o sugieren el mensaje. Habría que señalar que en “Easy Rider” emisor real e imaginario se entrecruzan ya que, al margen de la ficción ya mencionada de la cinta, los personajes de Billy (Hooper) y Wyatt/Capitán América (Fonda) se tratan de una extensión de ellos mismos, por tanto se adjudican los roles de emisor a los actores, directores y guionistas al tratarse de los mismos.
Para elaborar el mensaje en cada película, el emisor utiliza las unidades de sentido disponibles y con las que cuenta, especialmente aquellas relacionadas con la creación, montaje, edición audiovisual y otras estructuras narrativas. Estas unidades de sentido se combinarían hábilmente con las propias del reparto o de otros participantes (compositores de música, iluminación, caracterización…) para crear el mensaje.
b. Códigos y subcódigos
En lo que atiende a los códigos utilizados, teniendo en cuenta que se trata de un soporte audiovisual, se debe hacer una distinción entre los sistemas verbales y sistemas no verbales. En lo que al sistema verbal se refiere, el código principal utilizado para ambas películas es el propio lenguaje y diálogo, aunque sin prestar especial atención a si el idioma durante su visionado es el castellano o el inglés. Respecto al sistema no verbal, el código general es el propio del lenguaje audiovisual y cinematográfico: dirección, edición, montaje, vestuario, guión, etc.
De acuerdo a sus funciones, se distinguiría entre la utilización de códigos estéticos y códigos sociales. El primero, el código estético, nos encamina directamente a que los emisores planteen cierta ambigüedad de significados con sus películas. Mientras que Hooper apuesta por lo surrealista, bebiendo incluso de momentos cercanos a las performance artísticas o al documental a través del uso de recursos como las pantallas partidas, los filtros o el montaje caótico, Coppola apuesta por la sobriedad, por lo pausado, y por la narración concisa y entendible.
Entre los códigos generales comunes que podemos encontrar entre ambas películas se puede aludir a: las expresiones lingüísticas y unidades culturales propias que se utilizan y con las que se juega, la manifestación del fracaso, de la desorientación (tanto la provocada por las drogas, como por el sentimiento de pesimismo y malestar), de la búsqueda de libertad y de la muerte. El propio género (pseudo documental o de road movie en “Easy Rider” y de ficción dramática-bélica de “Apocalypse Now”), junto con el código musical y la elaboración y retrato de sus personajes protagonistas, ejercerían un papel vital en la comprensión, transmisión de los mensajes y significado dado por los emisores. Los personajes forman parte relevante del código de la película.
El subcódigo más importante, dentro de ese análisis de las dos películas, sería el propiamente ideológico y personal. La ideología de cada director, como persona, cineasta y americano, aparece en primera instancia como residuo extra-semiótico que determina el planteamiento de la película. El aspecto ideológico conforma una cadena connotativa con diferentes atribuciones de valor. Hooper demuestra su inconformismo y rebeldía contra el pensamiento tradicional americano, trasladándolo a “Easy Rider”; por otro lado, Coppola demuestra su pasión por la guerra, por las grandes historias que mezclan el patriotismo con el deber obligado, y también por adentrarse en el pensamiento humano y el “regreso del guerrero”.
El mundo de las drogas también supone un importante código (como tema) y subcódigo (por la lectura que se pretende dar por parte de cada emisor). En “Apocalypse Now”, tanto el guionista John Milius como Coppola, veían la adicción a las drogas del ejército norteamericano como una de las causas fundamentales de la capitulación final en Vietnam, algo que quisieron representar y dar a conocer en la película. Sin embargo, Hooper, como ya declaró, quiso dejar ver que las drogas era una forma de luchar contra la desesperación de una sociedad que se veía a pique, una forma de luchar a su manera contra “el Vietnam” con el que despertaba cada día.
c. Mensaje significante
Al tratarse de un formato audiovisual se debe distinguir en primer lugar entre el sistema verbal y el sistema no verbal utilizado dentro del código de las dos películas.
Atendiendo al sistema verbal, el mensaje significante es todo lo que se emite mediante palabras; es decir, tanto el diálogo como quizás la propia letra de las canciones que conforman la banda sonora. En el caso de los diálogos de “Easy Rider”, estos se emplean escuetamente, con mínimas intervenciones para cada personaje y que sirven para expresar su pensamiento, obsesiones o metas, apoyándose más como veremos en el sistema no verbal; es decir, en otros recursos ajenos a la interacción verbal entre personajes para guiar la historia. La misma caracterización de la figura de los protagonistas (como dos cowboys clásicos de sombrero y pañuelo) participan del mensaje significante. Por el contrario, “Apocalypse Now” da mucha mayor importancia al sistema verbal, sobre todo a través del monólogo narrativo (casi como un narrador omnisciente), de las expresiones y del estilo propio al hablar de cada personaje con el que se encuentra Willard y que reflejan la conducta de cada uno.
Respecto al sistema no verbal, el mensaje significante emitido por cada película es muy amplio, precisamente por tratarse de dos formatos de larga duración. En este sentido, el papel de “Easy Rider” y de “Apocalypse Now” en el campo de la comunicación no verbal viene creado por diferentes aspectos, muchos de ellos vinculados a la capacidad interpretativa del reparto. Por ejemplo, los ojos abiertos y la mínima expresión gestual del personaje de Willard (“Apocalypse Now”) reflejan su actitud nerviosa y reflexiva, poniendo siempre en duda las acciones que suceden en su entorno. Estos gestos se mezclan con los característicos del actor Martin Sheen, muy ávido a los gestos rápidos, mantener la boca abierta o arrugar la frente. Mientras que Fonda y Hopper en “Easy Rider” se mueven entre su actitud alegre y depresiva-espiritual al consumir drogas, haciendo que sus gestos y movimientos pasen de vertiginosos a más pausados.
El color y las propias localizaciones de cada película jugarían también un papel vital en el mensaje significante. Temas como la iluminación, el escenario y el cromatismo se utilizan para reforzar el sentido y significado del mensaje. “Easy Rider” nos ofrece unos paisajes coloridos y cálidos, típicos de la geografía norteña de América, que refuerzan el mensaje positivo y de libertad de la primera parte. A medida que avanza la acción, y el pesimismo, los problemas, las dudas y los efectos de la droga se adueñan de los personajes principales, los colores pasan a ser más fríos y oscuros. “Apocalypse Now” también seguiría este proceso: al acercarse Willard a su destino, los escenarios se vuelven más siniestros y oscuros, más salvajes.
Francis Ford Coppola, en una de sus conversaciones con el actor Marlon Brando, aclaró en definitiva lo que significaba “Apocalypse Now”: “Y nuestros chicos, que empezaron como unos niños maravillosos, inocentes, guapos, de diecinueve años y todo eso, al final de la película, justo antes de que lleguen a encontrarse con Kurtz, parecen salvajes”. Con esa idea, los dos directores juegan con las gamas y tonalidades. Para reforzar esa idea, la película de “Apocalypse Now” se compone de cuatro unidades o elementos básicos que van cambiando a medida que se desarrolla la cinta: fuego (bombardeos con colores cálidos), agua (la playa y el río con tonos azules), aire (el viento de los helicópteros y el monzón) y tierra (barro, agujeros, cráteres de bombas, follaje verde oscuro, interiores con poca luz que nos recuerdan a cavernas y tumbas…).
Por otra parte, la música también forma una parte importante del mensaje significante. Aunque la música no habla por sí sola, hay que entenderla junto a su marco; es decir, las imágenes que la acompañan. En la secuencia de arranque de “Easy Rider”, John Kay y su grupo Steppenwolf acompañan el ruido de las motocicletas con el tema “Born to Be Wild”. La canción, con una letra que mezcla el mensaje antibelicoso (“Take the world in a love embrace”) y de apología de las drogas (“I like smoke and lightning”), se asociaría desde entonces al estilo motero, reflejando además el modo de vida despreocupado –ajeno a la guerra y a lo establecido- de estos dos buscavidas de los que nos habla la película.
Frente a esta canción, a la que podríamos denominar como una especie de “subidón”, nos encontramos con “The End” de The Doors, un sonido distante y gélido que se mezcla con el montaje brillante que nos acerca a la torturada mente de un soldado americano. Es el primer contacto con la “sensación LSD” de Vietnam, del torturado recuerdo de las drogas en el campo de batalla. Coppola abre su película con la imagen de una jungla verde que pronto empieza a arder. Los horrores de la guerra se disuelven con la cara de Willard, aún bajo los últimos efectos narcotizantes de la droga. Su pesimista mensaje, hablando de “el fin de nuestros elaborados planes y de todo lo que levantamos”, nos transmite el fracaso de una guerra que América veía como ganada de antemano, pero también de la pérdida de la esperanza y júbilo de sus soldados y de todos los americanos.
Así, el mensaje producido se erige en una materia significante, investida de sentido. Los agentes presentes en el proceso de comunicación nos presentan una forma significante “cargada” de significaciones que después podremos interpretar como destinatarios.
d. Elementos extrasemióticos: Circunstancias
Sin ninguna duda, las circunstancias en las que el emisor pronuncia el mensaje cobran un especial significado, especialmente cuando resultan ser la causa de su creación. El mensaje construido por ambas películas tiene su origen en los planteamientos que se comenzaban a dar en los círculos de la contracultura americana, los cuales sugerían un moderno “modo de hacer” para las películas del “Nuevo Hollywood”. Es por eso que las circunstancias de “Easy Rider”, más que verlas dentro de la historia sobre Estados Unidos y su autodestrucción, hay que hacerlo dentro del cine que se venía haciendo desde hace años. Como en “Bonnie y Clyde” (1967), los héroes malditos de “Easy Rider” tienen un final atroz, expiran en un estallido de violencia el cual nos recuerda irremediablemente al desastre americano en Vietnam.
“Easy Rider” se entiende dentro del cambio cultural de la época. El viaje es un pretexto para mostrarnos la sociedad americana de los sesenta, con sus anhelos de ruptura, sus valores más conservadores, su racismo, la eterna discrepancia entre el campo y la ciudad y, especialmente, su sempiterna intolerancia. Y también el mundo pacifista, de descubrimiento sexual y espiritual, que conjuraba su horror hacia Vietnam a cobijo del LSD o la cocaína, muy popular por entonces. Además, la cocaína –que es el material con el que trafican los protagonistas- fue elegida por Hooper por una razón: “Elegí la cocaína porque era la droga de los reyes”. Frente a la heroína que por entonces tenía connotaciones más desagradables que otro tipo de drogas.
Tras su estreno, “Easy Rider” dejó anonadada a la contracultura, que se reconoció totalmente en la historia y sus personajes. “Easy Rider” compartía la rabia idílica de “Bonnie y Clyde” respecto de la autoridad en general y de los padres en particular, un sentimiento muy patente en la secuencia del cementerio. Pero también cierta oscuridad, cierta premonición del desastre que se cernía sobre los bordes de la historia de América.
El Hollywood clásico, de historias sencillas, románticas, patrióticas, era el Vietcong de Beberly Hills para la Nueva Ola Americana de cineastas.
El contexto de “Apocaypse Now” arrastra también el contexto social y cultural de finales de los sesenta, de protesta social, política (recordemos que el escándalo Watergate sucedió tan sólo tres años antes del comienzo de la pre-producción) y de revolución cinematográfica. La historia se sitúa en este caso en el Vietnam de 1968. Trata de la desmoralización que provocó la guerra de Vietnam en los jóvenes norteamericanos que, a su pesar, tuvieron que prestar servicio en la guerra menos popular de la historia de Estados Unidos. En la película, no hay nada despectivo ni hacia el pueblo vietnamita ni hacia el pueblo norteamericano, aunque como resultado, el filme pone en tela de juicio unos valores y unas actitudes que hicieron posible la guerra. Todos sus soldados estaban completamente drogados. Y no sólo eso, la música. Hicieron la guerra al compás de “Light My Fire”. Tenían altavoces y ponían rock and roll ácido en los combates. Vietnam fue la guerra más absurda de todas las que se han combatido y Coppola quiere transmitir eso en sus imágenes.
La realización de “Apocalypse Now” se plantea fuera del conflicto real (1958-1975) y dentro de una época en la que se volvía la vista atrás hacia los errores y horrores de la guerra con el regreso y testimonio de sus trastornados y mutilados veteranos.
5. Elementos de recepción:
a. Destinatario
“¿No estás contento de ser estadounidense?”
Tanto el emisor como el destinatario se tienen que entender dentro del marco de este fin generacional. Fuera de él, de su contexto, de su época, incluso de su sociedad, nos encontramos como destinatarios con una cinta que desentrañamos de una forma menos personal que si actuáramos como destinatario “nativo” en el momento de estrenarse.
Para analizar el impacto del mensaje de “Easy Rider” y de “Apocalypse Now” en el destinatario, tenemos que considerar entonces los dos tipos de destinatario o públicos posibles: el espectador americano, y el resto del mundo, ya que el entendimiento de cada uno será distinto con relación a estas dos películas. Por ejemplo, la idea de Coppola, como emisor, es la de darle a contemplar al público lo más profundo de cómo fue Vietnam en realidad; sin embargo, un espectador norteamericano podrá dar quizás más matices al mensaje desde su lado emocional, lado que nosotros como espectadores de otro país suplimos con la cultura y el conocimiento de esa situación gracias a la historia escrita.
Los destinatarios seríamos en definitiva los que visionamos las dos películas a través de este u otro formato audiovisual que la reproduzca. No obstante, ante lo señalado, como el objeto de estudio de este trabajo es la película en sí, el público destinatario que se tendrá en consideración será el general, sin atender a la división mencionada.
Por tanto, el destinatario de “Easy Rider” y de “Apocalypse Now” es todo aquel espectador que visualiza la película. Normalmente se le presupone un conocimiento sobre la cultura americana y el conflicto, y, como mínimo, un objeto de entretenimiento (por la propia naturaleza de ocio que representa ver una película) o una curiosidad sobre el tema de las cintas. Así pues, los destinatarios pueden ser también seguidores del director/emisor o del reparto, de los temas o expertos en cinefilia y por tanto ávidos en esto de interpretar los mensajes verbales y no verbales presentes en ambas cintas.
b. Código y subcódigos
El código utilizado en la recepción, es decir, el que utiliza el destinatario para convertir, o por lo menos reconstruir, el mensaje significante del emisor en mensaje significado es el mismo que han empleado los emisores (Hooper y Coppola como realizadores) para emitir y así crear el mensaje significante. Esto es el lenguaje y diálogo en lo que al sistema verbal se refiere, junto a los códigos propios (verbales y no verbales) del lenguaje audiovisual y cinematográfico.
La interacción y comunicación entre los cineastas y los espectadores es relativamente fluida gracias a que generalmente comparten estos dos códigos: lenguaje de transmisión -con la posibilidad de ser doblada para uno u otro público destinatario-, y de construcción cinematográfica, dando por supuesto que el espectador dispone de unas facultades de comprensión de los recursos narrativos del cine. Este segundo aspecto puede ser relativo, ya que tanto “Easy Rider” como “Apocalypse Now” emplean efectos, composiciones, planos o intertextualidades que pueden confundir al destinatario o hacer que éste interprete otro sentido al dado por los emisores.
El valor de entretenimiento y de reflejo cultural-histórico de estas dos películas es el que cobra más relevancia para la interpretación del destinatario. Se conciben como dos films de aventuras, pero ambas (con sus códigos, subcódigos y circunstancias) tratan de ilustrar el mayor número posible de sus diferentes facetas y sugerirlas al destinatario.
El subcódigo en el destinatario –viendo con una perspectiva u otra el código general- es por tanto el responsable de esa posible divergencia a la hora de valorar el tema de la película, sus protagonista, la historia o sus mensajes internos. Como el subcódigo de todo el mensaje es muy amplio y entender las dos películas implica un fuerte grado de abstracción, esto deja lugar a una interpretación muy libre y subjetiva para el destinatario, el cual puede desarrollar quizás una comprensión errónea sobre el mensaje significante-significado.
Para comprender los subcódigos de “Easy Rider” hay que darle un margen, no juzgar su excentricidad y valorarlo bajo sus propios niveles, considerando sus aspectos polémicos y provocativos. “Apocalypse Now” se muestra más abierta a una interpretación lineal, al menos en su historia; sin embargo, los valores y mentalidades de sus protagonistas resultan más abstractos. En definitiva, y como señalaría Umberto Eco, existen múltiples códigos y subcódigos independientes en el emisor y el receptor, como por ejemplo subcódigos ideológicos o afectivos, lo que hace que los mensajes resultado del visionado de estas dos películas no tengan una única producción ni una única interpretación.
c. Mensaje significado
Después de realizar esa especie de “recreación arqueológica” de los códigos, circunstancias y sentidos de las dos películas, y sin adentrarnos demasiado en la distinción entre sistema verbal y no verbal ya comentado, pasamos como destinatario a dibujar nuestra interpretación personal del mensaje significante. Si bien es cierto que los emisores han estructurado el mensaje para encauzar una lectura determinada (“Easy Rider” como expresión de la contracultura y del rechazo a la guerra, y “Apocalypse Now” como recreación del desastre), cuando comienza a circular en la esfera pública, la producción simbólica se encuentra expuesta a la descodificación del destinatario. La discusión del código, las circunstancias, y sobre todo el conocimiento e ideologías del destinatario nos permiten hipotetizar sobre el mensaje de la película. A continuación, analizaremos los significados y símbolos generales de las películas en su conjunto y en secuencias específicas.
“Easy Rider” resulta ambigua en su significado; sin embargo, en un primer nivel de interpretación, la vemos como un exponente más del popular género cinematográfico de las road movies. El viaje, la búsqueda, la huída de las ciudades y sus rígidas estructuras para ir al encuentro de la libertad, con un viaje que termina en el desencanto o en la muerte, articula la historia central. Se distinguen una generación de nuevos símbolos en el que las carreteras se habían convertido en un símbolo de libertad, viendo la ciudad como la opresión. El motorista simboliza el alejamiento geográfico, social y cultural del país y la sociedad hacia uno mismo; un puente que también nos conecta con los Hell’s Angels (Los Ángeles del Infierno), una organización de motociclistas mundial, cuyos miembros usualmente utilizan motocicletas de alta cilindrada Harley Davidson y que comenzaron a organizarse durante los sesenta.
La secuencia inicial con la música de fondo es particularmente significante para analizar. En este punto el tema “Born To Be Wild” de Steppenwolf nos abre al mito del motorista americano, mito que la audiencia hostil de por entonces veía como un símbolo de rebeldía social. La canción nos indica ya que “Easy Rider” es la narración de un viaje dentro de los márgenes de la sociedad y al margen de ella.
Además, “Easy Rider” resulta ser la visión de Hooper del cine de acción, del western moderno, dos tipos atravesando el país en moto, terminando con un final trágico más propio del spaguetti western que el de John Ford, con un par de cazadores furtivos en un camión que matan a tiros a los protagonistas porque, simplemente, no les gusta la pinta que tienen.
Símbolos y más símbolos sobre el western americano y la historia de la nación. Los nombres de los protagonistas, Wyatt y Billy, hacen referencia a dos grandes símbolos del Oeste: Wyatt Earp y Billy “El Niño”, sólo que, en lugar de caballos, estos dos modernos cowboys montan Harleys Davidsons. Uno viaja disfrazado de Capitán América (con la asociación directa al mundo del cómic o a John Wayne) y el otro de Buffalo Bill. No sólo la campera de Wyatt tiene la bandera americana, también está en el depósito de la moto; así, el lugar en el que esconden su dinero es a su vez el que simboliza el depósito de sus sueños, porque a pesar de sus dudas y su búsqueda siguen depositando todas sus esperanzas en la nación (el mismo pedazo de moto que vuela por los aires en la última toma).
Durante el transcurso de la historia, los símbolos patrióticos se combinan con la soledad y la alienación. Precisamente es hacia a ese sentimiento donde conduce la búsqueda del “sueño americano”, un sueño roto que sólo puede soportarse con LSD y otras drogas. Nada más profético sobre el destino de ese sueño que la frase del personaje de Jack Nicholson frente al fuego en su última noche: “Todos queremos ser libres, pero hablar de libertad no es lo mismo que tenerla. Para ellos es muy difícil lograrlo. Cuando te compran y te venden en el mercado es muy difícil ser libre, pero cuidado, no se te ocurra jamás decirles que no son libres, porque entonces se dedicarán a matar, torturar y mutilar para demostrar lo libres que son. Están todo el día dale que dale con el discursito de la libertad individual y después ven un hombre libre y se cagan de miedo”. Termina de hablar, se duermen frente a la fogata y “ellos” llegan y destrozan su sueño a palazos. Al personaje de Jack directamente lo matan. Quizás el peligro que representaba era demasiado para el americano medio: joven, abogado, rico, pero en la búsqueda de la libertad espiritual…directamente un vendido, él debería haber estado del otro lado, era un ser conservador, tenía preparación intelectual y medios económicos, pero estaba cambiando. Al poco, Bill y Wyatt parecen los culpables del “desvío de la juventud”. Wyatt, sin palabras ante la violencia del asesinato, sólo dice “La jodimos”.
En el otro lado “Apocalypse Now” describe la locura del sueño americano y de la guerra con una brillantez genial y estimulante. Trata de reflejar una parte de la guerra desconocida por entonces. El público llega a ver la cinta como una especie de versión belicosa de “Alicia en el País de las Maravillas”, en la que Willard se adentra en un mundo que parece haber caído en la enajenación y en el sinsentido. A medida que se alejan de la civilización se van adentrando más en épocas casi primitivas, una comparación que podemos hacer con el mundo sórdido del que huyen y en el que se encuentran los dos moteros de “Easy Rider”. La jungla representa el misticismo primigenio. Su inmenso poder se contrapone al de las drogas de “Easy Rider”.
El argumento es metafórico: el viaje de Willard río arriba también es un viaje hacia sí mismo, y el hombre extraño y salvaje que encuentra al final también es un aspecto de sí mismo. La asociación que se hace de “Apocalypse Now” y del viaje del personaje de Sheen es la del propio viaje de Dante en “La Divina Comedia”.
Sobre los papeles del reparto protagonista, el personaje del sádico Coronel Kurtz (un obseso Marlon Brando) tiene algo de amable y blando, conmovedor, humano y patriótico, pero al exponerse a la verdad (la estupidez de la guerra) pierde su cordura. Para el sistema americano Kurtz resulta ser un cáncer. Ya no es ni tan siquiera un hombre, es un guerrero de rumores que corrompe el mando militar “ficticio” de la película y que juega con la imaginación del público. Kurtz adquiere unas proporciones míticas, igual que la propia guerra de Vietnam. Mientras, el personaje de Hooper, el reportero gráfico escrito por Coppola, es un contrapunto bufonesco para “el rey” de Brando. Lo que nos recuerda no sólo a los viejos sistemas de castas medievales, sino también a las autoproclamaciones de sus conquistadores vividas en muchos sistemas coloniales. El personaje de Hooper, retomando la comparación con el poemario de Dante Alighieri, es una especie de Virgilio, pero también un elemento muy importante al final del guión, ya que relaja la tensión con una nota cómica. Durante esa escena, Hooper se esfuerza por convencer fútilmente al espectador y a Willard de que Kurtz es un buen hombre, todo mientras salva las cabezas decapitadas por el suelo de las ruinas.
En un sentido más amplio, queda claro que “Apocalypse Now” representa la guerra norteamericana, y que la guerra contra Vietnam es únicamente la extensión del colonialismo mercantilista, y que el horror y el salvajismo no están en la jungla, sino en la propia cultura norteamericana, con su tecnología imponente y su cultura popular. Incluso el elemento absurdo de las tablas de surf (con el ejército buscando una buena playa que tomar para practicar deporte) nos habla del viejo y nuevo colonialismo: los colonialistas siempre llevan consigo su civilización. Aquí, en unos convulsos y rockeros años sesenta, cuando sonaban mucho y bien los Beach Boys, son las tablas de Surf.
Centrándonos en alguna escena concreta llena de símbolos, la secuencia de las conejitas de Playboy es una de las más importantes en cuanto a su significado. En ella vemos como para “saciar” a los soldados americanos se organiza un espectáculo de variedades con estas modelos. No es sólo la idea de una chica sexy, un entretenimiento gratuito y compensatorio para los soldados, sino que son todos los valores de Playboy y de América. Son los coches de los soldados, sus casas y las ciudades donde han nacido. La idea es que las chicas Playboy representan el hogar. Como Francis Ford Coppola aclaró en uno de los borradores del guión, son “Miss América sin ropa”. La secuencia de Hau Phat está marcada por símbolos: las chicas Playboy están armadas con revólveres de seis cámaras en el escenario y provocan a la tropa y a su masculinidad. La mañana después del espectáculo, hay misiles fálicos erguidos por todo el perímetro como barras de labios gigantes, son símbolos horteras de la frustración sexual y del ánimo a ver en las masacres y en las explosiones una forma de satisfacción. Se quiere crear un soldado que no necesite comer, beber o practicar el sexo, sólo matar.
Este razonamiento lo encontramos en otra secuencia más adelante. Durante la cena de Willard en el muelle de la plantación francesa, ésta termina con el encuentro “íntimo” de Willard y Roxanne, una acomodada terrateniente francesa. La joven le ofrece una pipa de opio. Willard estira el brazo y toca su cuerpo desnudo como si hubiera recobrado algún atisbo de amor. Poco antes, Roxanne le pregunta “¿Por qué lucha?”. Willard responde sobriamente “Porque me gusta”.
d. Circunstancias
La interpretación de las dos películas varía notablemente según cuáles sean las circunstancias del receptor o su “cultura” sobre las causas, el desarrollo y los efectos del conflicto bélico. También éstas pueden ser muy variadas debido al hecho de que en el caso de “Apocalypse Now” ésta se encuentra en dos tipos de versiones: la original y la extendida o “redux” que aporta algo más de contexto. Incluso la propia disponibilidad de este material en Internet y otras plataformas hacen que las circunstancias del visionado pueden empeorar o mejorar la experiencia. No es lo mismo contar con una copia original de la película –que puede estar censurada o mal editada- que una en formato de alta calidad blue ray. Esto puede predisponer a que la película resulte más entretenida o que se aprecien detalles que podrían pasar desapercibidos.
Como se ha indicado las circunstancias personales de cada uno condicionarán la interpretación, tales como desconocer totalmente el tema, no compartir su código (cultura musical, social, política…) o su subcódigo.
Un espectador no adoctrinado o que no va más allá en la reflexión de las dos películas, verá en “Easy Rider” sólo un ensalzamiento del consumo de drogas, mientras que “Apocalypse Now” la entenderá como una “parábola” a favor del fascismo. Curiosamente, dentro de las circunstancias actuales, “Apocalypse Now” resulta más fácil de ver como una alegoría mayor del fracaso del fascismo aberrante americano, tan cercano para nosotros dentro de las circunstancias actuales.
Eco demuestra con su modelo que el entrecruzamiento de las circunstancias y la multiplicidad de códigos y subcódigos hacen que el mensaje sea considerado de una forma u otra.
Viendo “Easy Rider” y “Apocalypse Now” después de ser analizadas, nadie diría que las canciones elegidas para ellas han sido una selección aleatoria, sino más bien pensada. Las dos películas se apoyan en una apertura basada en un emotivo código musical. “Born to be Wild” nos presenta un mundo despreocupado, libre, mientras que “The End” nos descubre la locura, la perdición. Es curioso el modo en que ambas coinciden con el espíritu de cada película.
También nos encontramos con melodías como “La cabalgata de las valkirias” de Wagner, mientras vemos la maquinaria militar norteamericana a toda marcha. La secuencia, conocida como Rollo 3 AB, se ha convertido en una especie de patrón de referencia, además de un tributo a la fútil perseverancia de demostrar la masculinidad americana…“La cabalgata de las valkirias” suena a bordo de los helicópteros mientras reina la absoluta tranquilidad en el patio de la aldea. Empieza sonando una campana y, mientras el soldado vietnamita insta a los escolares a que se refugien, el teniente Walter Murch hace que el sonido marcial de Wagner surja del fondo. Hay una sinergia maravillosa entre el silencio y el espacio vacío de la plaza. La inocencia de los niños frente a la agresividad de los helicópteros. Puede que gracias a lo aprendido con la semiótica esos detalles no pasen por alto.
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