Llegó el momento en el que tuvo que demostrar todo lo que había aprendido. Tanto tiempo preparándose para un futuro que soñaba brillante, que había calculado una y otra vez, fríamente, conteniendo los suspiros fuertes que le apetecía dar. Y un día, se dio cuenta de que eso no le había importado nunca. No importaba porque sólo era una meta más con la que tapar la falta de otra. Y esa otra pasó a ser la única.
jueves, 6 de enero de 2011
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1 comentario:
me gusta! :)
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