jueves, 27 de septiembre de 2007

El fantasma de John Wayne camina (Segunda Parte)


El Oeste es un lugar enigmático. Hay cientos de misterios que ni historiadores ni especialistas "misteriólogos" (una profesión que si no existe, será cuestión de promocionar) han conseguido aún resolver: el extraño andar de John Wayne, el sospechoso parecido de todos los pueblos del Oeste (parece que se dejaban todo el presupuesto de la película en contratar extras indios a los que disparar, en vez de construir nuevos decorados), el alargamiento innecesario de la "O" en la palabra "Saloon" (típico bar del Oeste para los profanos)...pero, de entre todos, quizá el más interesante sea el de los arbustos rodadores. ¿Qué son en realidad?¿Si son arbustos cómo han conseguido soltarse del suelo y salir rodando?Y si ruedan, es para ir a algún sitio, ¿no? ¿A dónde van que no tienen tiempo ni de pararse a descansar? Qué si el desierto presume de algo es de hacerse largo.
Parece ser que los arbustos rodadores tienen una misión en esta vida: rodar. Pero, considerando a los grupos de motoristas (al estilo retrato de la América Profunda 'Easy Rider') como los contrarios naturales de los arbustos rodeadores, estas formas si parecen saber a dónde van (no tengo nada en contra de los grupos de motoristas, simplemente que soy de los pocos que no ve mucho interés en recorrer la geografía americana de cabo a rabo para después volver por el mismo sitio).

Estos arbustos tienen 100.000 kilómetros de desierto a la redonda (da igual hacia que punto cardinal pongas rumbo) y tienen que pasar siempre por el mismo y polvoriento pueblo. Y nadie se molesta en seguirlos, ¿por qué? Para ver dónde acaban al menos, porque digo yo, en algún momento los arbustos se pararan y pensaran “¿A dónde demonios iba yo con tanta prisa?” o “Debí haberme parado en el anterior pueblo".
El último que intentó perseguir un arbusto, acabó a 20 km de distancia del pueblo. Probablemente la incansable persecución (ríete de las que hacen los bandidos persiguiendo carromatos) y la insolación tuvo mucho que ver en que cuando finalmente consiguiera regresar a su casa, se diera a la bebida, y por propiedad transitiva, toda persona bebedora en estas películas acaba convirtiéndose en el borracho del pueblo.
El borracho del pueblo es un personaje tan entrañable y esencial como el del sheriff de la ciudad, que normalmente acaban siendo el mismo, porque si hay una cosa que no falta en el oeste son sheriffs alcoholizados (por otro lado normal, la gente acaba tomándose la justicia por su mano y los sheriffs se arrojan a la bebida para afrontar la depresión laboral)…eso y prostitutas.
Las pobres prostitutas (o “damas de la noche” como me corrigió una vez una profesora de Literatura) se pasan todo el día escuchando la misma partitura de una mugrienta pianola que nadie toca, pero que "extrañamente" suena como si estuviera poseída por el espíritu del antepasado de Richard Clayderman. Las pobres pasan las horas muertas entre tiroteos y duelos al sol apoyadas sobre la barra del bar, que por si no faltaba, esa postura les acaba provocando un lumbago de impresión que ríete después de los andares de John Wayne. ¿Por qué todo acaba llevándonos a John Wayne? Puede que sea porque en su tiempo, fuera el equivalente cascarrabias de nuestro querido Kevin Bacon, y la teoría de que este último puede ser vinculado con cualquier actor en menos de siete pasos. Puede que con John Wayne, pase lo mismo.

2 comentarios:

Freud-Seraphin Stanlake dijo...

Gran misterio el de los arbustos rodantes. Pero el misterio en sí no es que rueden, el misterio es el momento en el que ruedan. Si hay mucho bullicio por la calle,si hay alguna fiesta, o solamente con que haya buen rollo por el pueblo, no verás un maldito arbusto. Pero ojo, como venga el Johnny Cash de "El gran duelo", o cualquier otro Lee Van Cleef de turno, se armó el Belén y los arbustos salen de sus madrigueras para aterrorizar el pueblo. Las ventanas se cierran, las puertas chirrían, el malo avanza con su caballo, los planos en picado se multiplican, y entonces los arbustos videan su camino a seguir y salen a la superficie.

¿Por qué nadie ha hecho una película de serie B con arbustos rodantes asesinos?

Anónimo dijo...

¿Eres tú Jhon Wayne? ¿O soy yo?