Alien(1979)
El primer destello de ese futuro poco esperanzador se pudo ver en la película de Ridley Scott, Alien. Alien ofreció al público una nueva y estremecedora visión del futuro de la humanidad, consiguiendo aterrorizar por aquel entonces a muchos aficionados del género de ciencia ficción.
La historia nos situaba en el gigantesco remolcador Nostromo, de regreso desde las regiones más remotas de la galaxia, llevando a sus tripulantes rumbo a la Tierra.
La tripulación, formada por un pintoresco grupo de “camioneros espaciales”, despertaba de su hibernación cuando el sistema informático de la nave, llamado “Madre”, identificaba una señal de socorro del sistema LV-426. A partir de ahí, la tripulación se tendrá que enfrentar a un organismo alienígena que tiene como sangre ácido concentrado, y que se gesta en el interior de cualquier criatura para después reventar el pecho del ocupante, y así abrirse paso hacia al exterior (nunca mejor dicho).
El viaje de la teniente Ellen Ripley, única superviviente de la nave, se convertía en una terrible odisea en la que no sólo tendría que enfrentarse a este “octavo pasajero”, sino también al oficial científico Ash, que resulta ser nada menos que un cyborg con la directriz de “asegurar la supervivencia del espécimen, tripulación: prescindible”.
El guión compartía ciertas similitudes con la memorable “2001: Una odisea en el espacio”, en especial, la idea de un sistema completamente automatizado e informatizado que se revela contra los tripulantes de la nave. También, mejoraba el concepto del cyborg, dotándoles de cualidades completamente humanas que poco nos hacían sospechar que bajo la entrañable forma del actor Ian Holm, se encontraba un organismo cibernético. Además, el diseño del Alien, a cargo del pintor H.R.Giger, nos haría distanciarnos de la agradable apariciencia de los alienígenas, que Steven Spielberg nos ofreció en películas como E.T o Encuentros en la tercera fase.
Terminator (1984)
El futuro que nos planteaba James Cameron en Terminator ha sido sin duda una de los porvenires más apocalípticos de la historia del cine.
En el año 2029 las supercomputadoras gigantes dominan el planeta bajo el sistema informático Skynet, con un único objetivo:exterminar cualquier rastro de vida humana.
El último modelo de máquina computerizada, el terminator modelo 800, se convierte en el perfecto soldado de infiltración y combate contra los pocos rebeldes humanos que se ocultan.
Si eso no fuera suficiente, el aparentemente indestructible Terminator es enviado al pasado para destuir a la humanidad, acabando con la resistencia que encabezará el hijo de Sarah Connor.
Es inquietante ver la imagen que da Cameron del futuro, una superficie cubierta de escombros donde decenas de centinelas vigilan día y noche, todo ello bajo un siniestra tonalidad azul (muy común en las películas de James Cameron).
El guión se servía de connotaciones clásicas como los viajes en el tiempo, en esta ocasión aportando el rasgo de que sólo podían desmaterializar organismos vivos, razón por la que se recubría a los terminators con piel sintética humana.
En un principio, el papel de Terminator iba a ser interpretado por Lance Henriksen (más conocido por su papel de Bishop en Aliens), pero finalmente Cameron descartó la idea de un robot estilizado que no llamara la atención entre la gente, para darle el papel a Arnold Schwarzenegger, que en un primer momento iba a interpretar a Kyle Reese, soldado enviado para proteger a Sarah, papel que recayó sobre Michael Biehn.
La película se convirtió en la representante del “Cine tecnológico negro”, y el robot asesino Terminator, en el nuevo Frankenstein de la ciencia ficción, una máquina sin emociones (al menos hasta la llegada de Terminator 2).
Aún se me hace la piel de gallina recordando el fantástico diseño del endoesqueleto metálico del “Exterminador”, luciendo unos brillantes dientes metálicos y unos penetrantes ojos rojos.
12 monos (1995)
La que es, en comparación, una de las mejores películas de Terry Gilliam, ex componente del grupo Monty Python, contó con la presencia de actores de la talla de Bruce Willis y Brad Pitt, éste último sólo interesante en otras como El club de la lucha o Snatch, cerdos y diamantes.
El mundo del futuro de 12 monos se convertía en un hervidero bacteriológico, en el que pocos seres humanos supervivientes se habían visto obligados a refugiarse en el subterráneo, debido a una bacteria que infectaba a la humanidad, y por el contrario, no teniendo ninguna consecuencia sobre los animales.
Bruce Willis interpreta a James Cole, un “observador” cuya tarea es recoger pruebas biológicas que permitan identificar el origen del virus, para lo cual es enviado al 1990 del pasado y finalmente a 1996, semanas antes de que el virus fuera expuesto a nivel mundial.
En la película no faltan referencias del humor clásico del director, en especial algunos guiños a sketches de Mony Python, e incluso la aparición de la edición de un periódico de prensa sensacionalista existente en la década de los 90, cuyo titular (“Descubierto niño murciélago en una cueva”) podemos ver leer al guardia de seguridad de la institución mental donde es encerrado el personaje de Bruce Willis.
La película es entrañable y se percibe la gran dedicación que se ha empleado a la hora de realizar el guión, cuidando en que cada una de las escenas y flash backs permitan ir dando pistas al público, en especial cuando durante toda la película la trama se dedica a dar giros de 180º en el argumento.
A recordar la magnífica parte de la institución mental (momento Monkey business de los Hermanos Marx asegurado), la introducción de la película, con Bruce Willis en plena superficie nevada haciendo frente a un oso, para después ver como un león campa a sus anchas por los edificios; y las marcas en las paredes con el símbolo del “ejército de los 12 monos” (organización ecologista sobre la gira la historia) y la frase “We did it!”.
The Matrix (1999)
Con Matriz resultó que nuestra percepción del mundo había estado permanentemente trastocada. El mundo que nosotros llamábamos real resultaba ser un “sueño”,una perfecta reconstrucción de un mundo perfecto a través del cual un complicado programa de ordenador con inteligencia artificial controlaba nuestra vida.
El ciber-thriller escrito y dirigido por los hermanos Wachowski se convirtió en un auténtico fenómeno de masas, pero a pesar de resultarme en un primer momento interesante no tardó en decepcionarme, mucho antes incluso de poder ver las secuelas que no tardarían en llegar.
El planteamiento era en definitiva muy similar al de Terminator, con un “futuro robótico” en el que los humanos volvían a estar sometidos, esta vez, funcionando como simples “pilas” que aportaban energía a las máquinas. Pero el filme de Cameron no sería la “única influencia” de la que bebería la cinta, me refiero a la cinta de Alex Proyas, Dark City de 1998, basada en una historia escrita por el mismo director junto a Lem Dobbs y David S.Goyer, tiempo antes que la de los hermanos Wachowski, a la cual no dudaron en copiar escena por escena.
Al margen de todo esto, incluían el concepto de "el elegido" (no sería la última referencia bíblica en la película, recordemos la ciudad de Sion), cual profético mesías destinado a salvar a la humanidad, y que permanente parecía encontrarse en un estado de somnolencia, principalmente debido a que el papel lo interpretaba Keanu Reeves, cuyos papeles más memorables fueron en El alucinante viaje de Bill y Ted, Reacción en cadena o Le llaman Bodhi ( que no es decir mucho en su trayectoria como actor).
Los efectos especiales superaron lo imaginable y se adentraron en un nuevo concepto de la realización cinematográfica, en el que el llamado “bullet time” se convertiría en el recurso por excelencia para dramatizar y exagerar la acción; sin embargo, la historia de Neo, especie de Jesucristo cibernético, no era de lo mejor que se podía esperar.
El primer destello de ese futuro poco esperanzador se pudo ver en la película de Ridley Scott, Alien. Alien ofreció al público una nueva y estremecedora visión del futuro de la humanidad, consiguiendo aterrorizar por aquel entonces a muchos aficionados del género de ciencia ficción.
La historia nos situaba en el gigantesco remolcador Nostromo, de regreso desde las regiones más remotas de la galaxia, llevando a sus tripulantes rumbo a la Tierra.
La tripulación, formada por un pintoresco grupo de “camioneros espaciales”, despertaba de su hibernación cuando el sistema informático de la nave, llamado “Madre”, identificaba una señal de socorro del sistema LV-426. A partir de ahí, la tripulación se tendrá que enfrentar a un organismo alienígena que tiene como sangre ácido concentrado, y que se gesta en el interior de cualquier criatura para después reventar el pecho del ocupante, y así abrirse paso hacia al exterior (nunca mejor dicho).
El viaje de la teniente Ellen Ripley, única superviviente de la nave, se convertía en una terrible odisea en la que no sólo tendría que enfrentarse a este “octavo pasajero”, sino también al oficial científico Ash, que resulta ser nada menos que un cyborg con la directriz de “asegurar la supervivencia del espécimen, tripulación: prescindible”.
El guión compartía ciertas similitudes con la memorable “2001: Una odisea en el espacio”, en especial, la idea de un sistema completamente automatizado e informatizado que se revela contra los tripulantes de la nave. También, mejoraba el concepto del cyborg, dotándoles de cualidades completamente humanas que poco nos hacían sospechar que bajo la entrañable forma del actor Ian Holm, se encontraba un organismo cibernético. Además, el diseño del Alien, a cargo del pintor H.R.Giger, nos haría distanciarnos de la agradable apariciencia de los alienígenas, que Steven Spielberg nos ofreció en películas como E.T o Encuentros en la tercera fase.
Terminator (1984)
El futuro que nos planteaba James Cameron en Terminator ha sido sin duda una de los porvenires más apocalípticos de la historia del cine.
En el año 2029 las supercomputadoras gigantes dominan el planeta bajo el sistema informático Skynet, con un único objetivo:exterminar cualquier rastro de vida humana.
El último modelo de máquina computerizada, el terminator modelo 800, se convierte en el perfecto soldado de infiltración y combate contra los pocos rebeldes humanos que se ocultan.
Si eso no fuera suficiente, el aparentemente indestructible Terminator es enviado al pasado para destuir a la humanidad, acabando con la resistencia que encabezará el hijo de Sarah Connor.
Es inquietante ver la imagen que da Cameron del futuro, una superficie cubierta de escombros donde decenas de centinelas vigilan día y noche, todo ello bajo un siniestra tonalidad azul (muy común en las películas de James Cameron).
El guión se servía de connotaciones clásicas como los viajes en el tiempo, en esta ocasión aportando el rasgo de que sólo podían desmaterializar organismos vivos, razón por la que se recubría a los terminators con piel sintética humana.
En un principio, el papel de Terminator iba a ser interpretado por Lance Henriksen (más conocido por su papel de Bishop en Aliens), pero finalmente Cameron descartó la idea de un robot estilizado que no llamara la atención entre la gente, para darle el papel a Arnold Schwarzenegger, que en un primer momento iba a interpretar a Kyle Reese, soldado enviado para proteger a Sarah, papel que recayó sobre Michael Biehn.
La película se convirtió en la representante del “Cine tecnológico negro”, y el robot asesino Terminator, en el nuevo Frankenstein de la ciencia ficción, una máquina sin emociones (al menos hasta la llegada de Terminator 2).
Aún se me hace la piel de gallina recordando el fantástico diseño del endoesqueleto metálico del “Exterminador”, luciendo unos brillantes dientes metálicos y unos penetrantes ojos rojos.
12 monos (1995)
La que es, en comparación, una de las mejores películas de Terry Gilliam, ex componente del grupo Monty Python, contó con la presencia de actores de la talla de Bruce Willis y Brad Pitt, éste último sólo interesante en otras como El club de la lucha o Snatch, cerdos y diamantes.
El mundo del futuro de 12 monos se convertía en un hervidero bacteriológico, en el que pocos seres humanos supervivientes se habían visto obligados a refugiarse en el subterráneo, debido a una bacteria que infectaba a la humanidad, y por el contrario, no teniendo ninguna consecuencia sobre los animales.
Bruce Willis interpreta a James Cole, un “observador” cuya tarea es recoger pruebas biológicas que permitan identificar el origen del virus, para lo cual es enviado al 1990 del pasado y finalmente a 1996, semanas antes de que el virus fuera expuesto a nivel mundial.
En la película no faltan referencias del humor clásico del director, en especial algunos guiños a sketches de Mony Python, e incluso la aparición de la edición de un periódico de prensa sensacionalista existente en la década de los 90, cuyo titular (“Descubierto niño murciélago en una cueva”) podemos ver leer al guardia de seguridad de la institución mental donde es encerrado el personaje de Bruce Willis.
La película es entrañable y se percibe la gran dedicación que se ha empleado a la hora de realizar el guión, cuidando en que cada una de las escenas y flash backs permitan ir dando pistas al público, en especial cuando durante toda la película la trama se dedica a dar giros de 180º en el argumento.
A recordar la magnífica parte de la institución mental (momento Monkey business de los Hermanos Marx asegurado), la introducción de la película, con Bruce Willis en plena superficie nevada haciendo frente a un oso, para después ver como un león campa a sus anchas por los edificios; y las marcas en las paredes con el símbolo del “ejército de los 12 monos” (organización ecologista sobre la gira la historia) y la frase “We did it!”.
The Matrix (1999)
Con Matriz resultó que nuestra percepción del mundo había estado permanentemente trastocada. El mundo que nosotros llamábamos real resultaba ser un “sueño”,una perfecta reconstrucción de un mundo perfecto a través del cual un complicado programa de ordenador con inteligencia artificial controlaba nuestra vida.
El ciber-thriller escrito y dirigido por los hermanos Wachowski se convirtió en un auténtico fenómeno de masas, pero a pesar de resultarme en un primer momento interesante no tardó en decepcionarme, mucho antes incluso de poder ver las secuelas que no tardarían en llegar.
El planteamiento era en definitiva muy similar al de Terminator, con un “futuro robótico” en el que los humanos volvían a estar sometidos, esta vez, funcionando como simples “pilas” que aportaban energía a las máquinas. Pero el filme de Cameron no sería la “única influencia” de la que bebería la cinta, me refiero a la cinta de Alex Proyas, Dark City de 1998, basada en una historia escrita por el mismo director junto a Lem Dobbs y David S.Goyer, tiempo antes que la de los hermanos Wachowski, a la cual no dudaron en copiar escena por escena.
Al margen de todo esto, incluían el concepto de "el elegido" (no sería la última referencia bíblica en la película, recordemos la ciudad de Sion), cual profético mesías destinado a salvar a la humanidad, y que permanente parecía encontrarse en un estado de somnolencia, principalmente debido a que el papel lo interpretaba Keanu Reeves, cuyos papeles más memorables fueron en El alucinante viaje de Bill y Ted, Reacción en cadena o Le llaman Bodhi ( que no es decir mucho en su trayectoria como actor).
Los efectos especiales superaron lo imaginable y se adentraron en un nuevo concepto de la realización cinematográfica, en el que el llamado “bullet time” se convertiría en el recurso por excelencia para dramatizar y exagerar la acción; sin embargo, la historia de Neo, especie de Jesucristo cibernético, no era de lo mejor que se podía esperar.
1 comentario:
Vale, he visto todas, puedo hablar entonces.
Primero la que no me gusta:
Terminator, una película sobre un robot asesino que es enviado al pasado para asesinar a la madre de un tipo que les está tocando los cojones en el futuro, guau, un guión excepcional, James Cameron se tuvo que dejar los sesos en idearla. Y la actuación del Chuache magnífica, tan magnífica que la podría haber hecho igual un maniquí del Zara. En fin, una película que va de tiros y de Chuache haciendo de Chuache.
Segundo las que me gustan:
Alien, grandiosa película durante todo el metraje excepto en los últimos minutos, y me da pena escribir esto pero es así, porque mantiene un suspense envidiable como bien has dicho, pero en el final la caga estrepitosamente. Ridley, si a tu guinista le era difícil idear un buen final, haber pedido ayuda hombre.
12 monos, espectacular, magnífica, pero no es la mejor de Gilliam, lo siento mucho, prefiero "Miedo y asco en Las Vegas". Pero aún así, no puedo decir de ella más que cosas buenas.
The Matrix, me encanta. A diferencia de ti, a mí sí me gusta. Puede ser que sea por no haber visto "Dark City", pero me parece un guión y una historia muy bien tratada, además aprovecha para meter sus efectos en momentos puntuales y no los mete porque sí. Eso sí, sus secuelas son soporíferas, y la tercera en especial debería estar prohibida.
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