jueves, 16 de febrero de 2012

PLAS

Sólo escribí un par de párrafos, pero pretendía presentarme a un absurdo concurso sobre relatos cortos de viajes con esto. Sólo lo empecé. La verdad es que no tenía ganas de seguir escribiéndolo; quería poner enseguida un "en resumen, todo fue bien". Así deberían acabar todas las historias de este tipo.


Empezaba así:


Jamás se imaginó que llegaría a recorrer tantos kilómetros por ver a una persona. Para él su historia había comenzado como un dulce y tonto cuento de hadas o como el comienzo de una pastelosa película francesa (de esas que él había odiado toda su vida), en esas en las que el chico llegaba a una ciudad nueva, perdiéndose entre sus calles y esquinas, y se daba de bruces contra la casualidad. PLAS. De repente, un tropezón y estar contra esa chica misteriosa y callada. Con ella, sintió ese violento empujón que debería ser cualquier enamoramiento, una repentina palmada con fuerza que muy de vez en cuando el destino te da en la espalda.


"Ella era...". "Era" lo que fuera que pudieran seguir a los puntos suspensivos.


Pensaba en todos los botes que lo habían despertado en el bus camino a verla. "Si duermo un poco, podremos estar juntos más noche", se decía después de cada bostezo y cada primer intento por cerrar los ojos. Antes, pensar en todos esas piedrecillas en el camino, todas esas curvas en montaña y aquellos golpes tontos contra el cristal le cabreaba, pero ahora las recordaba con ternura, pese a la jaqueca y todo. Vivirlos hoy era bien diferente Tras tanto tiempo haciendo el mismo camino, subidas y bajadas, los había memorizado, y cada golpe, susto o desvele le decía que cada vez estaba más cerca de ella. Era un tonto, un ingenuo, infeliz e inocente tonto al que le parecía agradable pasar 3 horas golpeándose la oreja contra la ventana. Debía ser una chica muy especial, Si no, ¿por qué hacerlo?


Cuando no había golpes que le avisaran de que pasaban las horas, las noches le parecían demasiado largas. Se enfadaba, se enfadaba por muchas cosas. Echaba de menos todo sobre ella. Para él nunca fue una frase hecha. La echaba de menos de verdad, como nadie lo haría nunca. Incluso hasta añoraba que se pelearan. Pero sobre todo la echaba de menos en el sofá, y echaba de menos preocuparse por hacer ruido y despertarla.


1 comentario:

RADIO VACALOURA dijo...
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