En los ochenta años que han pasado desde la creación de lo que serían los primeros superhéroes modernos (atrás quedan personajes entrañables como El Llanero Solitario o La pequeña Lulú), el mundo de la fantasía y la ciencia ficción en el cómic se ha tenido que enfrentar a la inminente sombra de El eje del mal (ya sea el movimiento nacionalista alemán o japonés), a la sombra del comunismo, siempre representado por una amenazante hoz acompañada de un martillo; y a las continuas reinvenciones de los personajes de líneas editoriales como DC y Marvel Comics (siendo las primeras y más conocidas) que veían como sus personajes, sus propios superhéroes caían en la rutina: mismas historias, apariciones de viejos enemigos, resurrecciones imposibles...
Cada semana decenas de guionistas (en los más de cincuenta años de profesión que tienen algunos de los superhéroes más conocidos como Superman, Batman o Capitán América) se rebanaban los sesos intentando aportar una idea original, ya fuera con la creación de un nuevo héroe o una línea que argumental que sirviera para la próxima edición del mes.
Al principio, cuando miles de lectores (niños risueños por entonces) se toparon con los personajes de las editoriales mencionadas, no se plantearon si realmente el mensaje que algunos de estos "simpáticos" superhéroes creados por el momento, no sólo estaban cargados de un fuerte componente alienador (me refiero a una ideología política clave), sino que actualmente podrían entrañar (haciendo una mirada introspectiva) bastante polémica por el contenido tanto de las propias tiras como de las portadas de la propia edición de cómic.
La verdad tras Superman, el hombre de acero
La primera vez que vimos al "hombre de acero" en un cómic se trataba del número uno de la revista Action Comics, publicada en 1938. Dentro de la oleada inminente de superhéroes, fue el primero en usar poderes sobrehumanos con el objetivo de ayudar a la gente de la Tierra. Su origen es bien sabido: único superviviente del planeta Krypton es enviado al planeta Tierra en un cohete por su padre Jor-El. La nave espacial, que consigue aterrizar en las inmediaciones del pueblo de Smallville, es encontrada por el matrimonio Kent que criarán a Kal-El, el recién bautizado Clark, como su propio hijo hasta que finalmente, asuma el papel de Superman, salvador de la Tierra y protector de la ciudad de Metrópolis.
A lo largo de todos estos años, el personaje creado por Joe Shuster y Jerry Siegel en su momento, no sólo tuvo que enfrentarse a megalómanos como el trastornado Lex Luthor, convertido en icono de la "calvicie", sino que también acabó haciendo frente a las propias historias que protagonizaba, que parecían tener el objetivo de desprestigiar al personaje con unos guiones a cual más ridículo e incomprensible, todo ello empezando por una portada que ahora sólo despierta risa y cara de indiferencia.
Para esta primera parte, he seleccionado algunas de las que más han llamado mi atención, con la promesa de continuar con varias más sobre el personaje de Superman, que sin duda, y haciendo referencia al título de la entrada, es el que ha protagonizado los momentos más avergonzantes dentro del cómic.
Superman, ronda uno
Superman, del cual surgirían cientos de nueva ediciones como 'Superman's pal Jimmy Olsen' o 'Superman's girlfriend Lois Lane' (entre otras), se convirtió también en la pionera en presentar tramas bizarras y excéntricas, entre las cuales destaca la de un Superman obeso que lucha por conseguir salir de la cabina telefónica en la cual Clark Kent se ponía las ropas del héroe de capa roja y leotardos azul. En la parte inferior de dicho cómic y cómo se puede apreciar en la imagen podemos leer: "¡El Superman de Dos toneladas!" ('The two-ton Superman!').
El joven lector podría plantearse si de verdad en su momento merecía la pena comprar un cómic en el que su superhéroe favorito tenía que hacer frente a la "obesidad mórbida", pero el precio (15 centavos) y el interés por saber qué extraña mente perversa había planeado un plan maligno con el que convertir a Superman en 'Super-fatso' era como mínimo tentador.
Si bien, otras portadas de Superman se dedicaban únicamente a mostrar a Superman en las situaciones más denigrantes, dos a estudio: Superman besando el tacón de una archienemiga o sucumbiendo a un arrebato emocional tras leer el titular del Daily Planet, 'Superman fails!' ("¡Superman falla!").
Al principio, cuando miles de lectores (niños risueños por entonces) se toparon con los personajes de las editoriales mencionadas, no se plantearon si realmente el mensaje que algunos de estos "simpáticos" superhéroes creados por el momento, no sólo estaban cargados de un fuerte componente alienador (me refiero a una ideología política clave), sino que actualmente podrían entrañar (haciendo una mirada introspectiva) bastante polémica por el contenido tanto de las propias tiras como de las portadas de la propia edición de cómic.
La verdad tras Superman, el hombre de acero
La primera vez que vimos al "hombre de acero" en un cómic se trataba del número uno de la revista Action Comics, publicada en 1938. Dentro de la oleada inminente de superhéroes, fue el primero en usar poderes sobrehumanos con el objetivo de ayudar a la gente de la Tierra. Su origen es bien sabido: único superviviente del planeta Krypton es enviado al planeta Tierra en un cohete por su padre Jor-El. La nave espacial, que consigue aterrizar en las inmediaciones del pueblo de Smallville, es encontrada por el matrimonio Kent que criarán a Kal-El, el recién bautizado Clark, como su propio hijo hasta que finalmente, asuma el papel de Superman, salvador de la Tierra y protector de la ciudad de Metrópolis.
A lo largo de todos estos años, el personaje creado por Joe Shuster y Jerry Siegel en su momento, no sólo tuvo que enfrentarse a megalómanos como el trastornado Lex Luthor, convertido en icono de la "calvicie", sino que también acabó haciendo frente a las propias historias que protagonizaba, que parecían tener el objetivo de desprestigiar al personaje con unos guiones a cual más ridículo e incomprensible, todo ello empezando por una portada que ahora sólo despierta risa y cara de indiferencia.
Para esta primera parte, he seleccionado algunas de las que más han llamado mi atención, con la promesa de continuar con varias más sobre el personaje de Superman, que sin duda, y haciendo referencia al título de la entrada, es el que ha protagonizado los momentos más avergonzantes dentro del cómic.
Superman, ronda uno
Superman, del cual surgirían cientos de nueva ediciones como 'Superman's pal Jimmy Olsen' o 'Superman's girlfriend Lois Lane' (entre otras), se convirtió también en la pionera en presentar tramas bizarras y excéntricas, entre las cuales destaca la de un Superman obeso que lucha por conseguir salir de la cabina telefónica en la cual Clark Kent se ponía las ropas del héroe de capa roja y leotardos azul. En la parte inferior de dicho cómic y cómo se puede apreciar en la imagen podemos leer: "¡El Superman de Dos toneladas!" ('The two-ton Superman!').
El joven lector podría plantearse si de verdad en su momento merecía la pena comprar un cómic en el que su superhéroe favorito tenía que hacer frente a la "obesidad mórbida", pero el precio (15 centavos) y el interés por saber qué extraña mente perversa había planeado un plan maligno con el que convertir a Superman en 'Super-fatso' era como mínimo tentador.
Si bien, otras portadas de Superman se dedicaban únicamente a mostrar a Superman en las situaciones más denigrantes, dos a estudio: Superman besando el tacón de una archienemiga o sucumbiendo a un arrebato emocional tras leer el titular del Daily Planet, 'Superman fails!' ("¡Superman falla!").
También, es de mención una junto a su inseparable compañero de la Liga de la Justicia, Batman, que muestra a los dos superhéroes comparando las habilidades "olímpicas" de sus respectivos hijos. Sí, exacto, parece ser que tanto Superman como Batman han tenido hijos, y no sólo eso, sino que se visten igual que sus padres (ahí queda si tienen los mismos poderes o habilidades, el hijo de Superman al menos no demuestra la misma destreza natatoria).
Por hoy, se ha terminado mi misión, el mundo no se ha salvado, y la masculinidad de un superhéroe como Superman ha quedado entredicha. Pero no descansaré hasta que el pasado de todos los superhéroes, quién sabe si algún día también villanos, haya sido mostrado a toda la raza humana y kryptoniana.
Permaneced atentos a la próxima entrada, dedicada a profundizar en el mito de Superman y sus amigos, no os lo perdaís...ni siquiera tú, Stan Lee. ¡Excelsior, muchachos!
Por hoy, se ha terminado mi misión, el mundo no se ha salvado, y la masculinidad de un superhéroe como Superman ha quedado entredicha. Pero no descansaré hasta que el pasado de todos los superhéroes, quién sabe si algún día también villanos, haya sido mostrado a toda la raza humana y kryptoniana.
Permaneced atentos a la próxima entrada, dedicada a profundizar en el mito de Superman y sus amigos, no os lo perdaís...ni siquiera tú, Stan Lee. ¡Excelsior, muchachos!
2 comentarios:
Pocos cómics extranjeros he leído en mi vida, y entre todos los de superhéroes quizá el que más me llamó la atención fue Spiderman, dios sabrá por qué.
Pero la revisión de Superman convertido en un hombre gordo que no cabe en su cabina telefónica ha despertado una extraña necesidad de saber cómo continua esa historia.
Yo nunca he sido aficionada a los cómics. Donde estén miles de letras apoltronadas en una página sin dibujos, viñetas y bocadillos, que me quiten el resto.
Pero me gusta esto del cómic, sobre todo, después de toda la historia que llevan detrás, lo que paga la gente por encontrar el número uno de una colección limitada, el negocio que hay a su alrededor, y ese 'estrujamiento de sesos' (que dices tú) que hacen los guionistas para sacar una NUEVA idea cada mes, semana o día (como bien pasa en la prensa).
Esperemos que no decaiga, y que siga tan en 'auge' como hasta ahora. Mientras tanto, me quedo con el 2 y con el 0 ¿qué es un 20 sin un 2 y sin un 0? Lo siento, pero el 6 y el 9 ...
un besoooooooooo!
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