miércoles, 28 de noviembre de 2007

'28 días después', de Danny Boyle (I)


Resucitando a los "muertos vivientes": '28 días después'

El género de zombies, un terreno recientemente desempolvado por la industria cinematográfica, ha contado con interesantes trabajos en los últimos años, algunos de los cuáles le deben mucho al filón que supuso la cinta de Danny Boyle, 28 días después (2002), un proyecto poco ambicioso con el que se pretendía revitalizar este género, creado por el maestro George A.Romero y su mítica La noche de los muertos vivientes.
Sin ser ningún genio, el director británico Danny Boyle, ya demostró en películas como Trainspotting (1996) o La playa (2000/1) que se maneja con cierta habilidad en el género de acción. Con 28 días después, Boyle se acerca al cine de terror, inspirándose en clásicos como El último hombre sobre la Tierra (‘The Last man on Earth’, 1964) , El último hombre…vivo (‘The Omega Man’,1971) (estas dos libres adaptaciones de la novela de Richard Matheson I am Legend) o ‘The Green Ray’ (1926), las tres, ambientadas en un mundo post-apocalíptico, y las cuales tomaron como referencia tanto el director como el guionista de la película, Alex Garland, a la hora de concebir la historia de 28 días después.
28 días después se convierte en un acercamiento profano al género de zombies, a pesar de que, como bien defiende su director, se trate en esta ocasión de “infectados, y no de “muertos vivientes”, como se podía esperar al ver algunas imágenes de la película.
Con una actitud poco usual al rodar una cinta de terror, Boyle procura hacer sobre todo un buen trabajo, y en esa “humildad” de no pretender ser original, sino hacer buen cine de género, consigue aportar algo novedoso a su película: una respuesta psicológica en el espectador, una reflexión humana sobre la actualidad del mundo, el miedo y la violencia, sin caer en que la trama se convierta en un panfleto político.
La película de Boyle, presentada en el Festival de Sundance, fue la grata sorpresa del 2002, proveniente una vez más del Reino Unido, un país que alcanza cada vez más fuerza frente a la industria americana de Hollywood, en gran parte gracias a directores como el que nos ocupa con el análisis de esta película.
28 días después es una más que agradable revisión del cine de catástrofes y de los clásicos de terror de Dario Argento o Lucio Fulci; aunque, a diferencia de estos dos directores, Boyle apuesta por hacer reflexionar al espectador, dejando de un lado el rizo chistoso y tópico al que se comenzaba a recurrir con este tipo de cintas, y sin amenazar con prolongar la serie, a pesar de contar con la mediocre secuela 28 semanas después, que a diferencia de la anterior, no llegó a cumplir con las expectativas de público y crítica.

Muertos vivientes, zombies, y ahora..."infectados"

La acción de 28 días después transcurre en el Londres de la actualidad, con lo que desde el principio los tópicos del género están tratados de forma original; pocas veces, el Reino Unido ha sido protagonista de cintas como ésta.
Técnicamente los monstruos de Danny Boyle no pueden calificarse como zombies; sin embargo, es inevitable comparar a los “infectados” de 28 días después, pobres desafortunados que han sido contagiados con un virus mortal que los convierte en bestias, con los zombies o “muertos vivientes”. Contrariamente, a la tradición de las cintas de terror, los “contagiados de ira” de Boyle son adversarios rápidos, humanos movidos por una ira incontrolable que hacen uso de una fuerza y velocidad inusual, lo que los hace más peligrosos que los clásicos zombies. Dos años después, Zack Snyder (director de ‘300’) “robaría” la idea de Boyle para el remake de El amanecer de los muertos de Romero.
Pero Boyle también tomó referencias de otras cintas para su propia obra. La película de George Romero ‘The Crazies’(1973) ya presentó en su momento una idea parecida, la de personas movidas por una furia asesina; sin embargo, en las manos de Boyle, es la base de una cinta con estilo y ocasionalmente una película aterradora, que aprovecha, más que esta idea (que daría lugar a un festival de sangre y tripas en las manos de otro director), las inmensas posibilidades de rodar en escenarios como pleno Londres o Manchester.
El momento histórico planteado para la película sobrepasa incluso la actualidad. El “virus” protagonista de la película (provocado por el contagio de los chimpancés fruto de un estudio científico sobre la “violencia”) se lleva en el torrente sanguíneo, transmitiéndose a través de la saliva o la sangre, como explican al comienzo de la película. Es inevitable alguna conexión con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, más conocido como SIDA. Obviamente, no está basado en dicha enfermedad, ya que (como bien dejó claro el director durante la presentación de la película) es más parecido a enfermedades como el ébola, la hidrofobia o la rabia. Evidentemente hay un trasfondo médico en todo esto y se muestran patologías de estas y otras enfermedades.
La reciente histeria vivida hace escaso años por el ántrax fue muy importante a la hora de concebir el argumento de la película. La idea de poner el virus en la mente del espectador, la perspectiva aterradora de ser “contagiado”, es lo que hace a la película tan actual y contemporánea. Del mismo modo que las películas de zombies se recreaban en la paranoia y el miedo irracional a una guerra nuclear, esta película nos da algo más sobre lo que pensar, algo tan cercano y corriente como el miedo a enfermar, lo que Boyle definía como “un virus psicológico”.
El director Danny Boyle nos presenta con 28 días después una “paranoia contemporánea” regodeándose en el pánico hacia la enfermedad y la infección viral, y convirtiendo su historia en un relato post apocalíptico, de supervivencia, que alberga incluso una potente crítica política, en parte por el papel que se da a los militares en la cinta, o la respuesta mundial “de aislamiento” durante los más de 28 días en los que se desarrolla la “cuarenta” en el Reino Unido.

5 comentarios:

Diego Giménez dijo...

Me la he leído un poco por encima porque ya sabes que me da nosequé leerte estas cosas si yo he tenido que hacer lo mismo y caer en la cuenta de las 1000 y 1a cosas que podría haber puesto.

Diego Giménez dijo...

Ya sabemos que no es por egocentrismo ni nada por el estilo, so melón! Que yo también he colgado alguna práctica mía.

Fin, vuelve a lo tuyo

Reverendo Gore dijo...

La culpa es de Boyle...estos ingleses. Si al menos volvieran a reponer 'Benny Hill'.

Un saludo Diego

Anónimo dijo...

Bastante de acuerdo, en líneas generales.
Sin parecerme nada del otro jueves, "28 días después" es una notable película de zombies (o infectados, lo que sea), muy entretenida aunque quizás algo irregular, sobre todo en el tramo de los militares, donde la película pierde algo de interés, justo cuando debería ocurrir lo contrario.
Pero, de todos modos, es de las que más me gustan de Danny Boyle, director al que, en ocasiones, la crítica da la espalda, pero a mí al menos me es bastante majo. Su última película, "Sunshine", me gustó mucho, pese a su apabullante parte final. ¡A este hombre le tiembla el pulso a la hora de rematar!
Por cierto, para nada de acuerdo en el calificativo de mediocre otorgado a "28 semanas después". A mi me gustó tanto o más que su primera entrega. Muy buena, al menos bajo mi punto de vista.

¡Un saludo!

SLOT dijo...

Buenisimo articulo, aunque disiento completamente en un aspecto, para un servidor "28 Semanas Despues" es infinitamente superior a su precedesora.Ademas de que la actuación de Robert Carlyle se come con patatas a las de los personajes de la primera parte, "28 Semanas Despues" en lugar de perderse en mediocres discursos antimilitaristas que rompen completamente el ritmo de la cinta, triplica en intensidad a su predecesora ofreciendo momentos antologicos como el propio prologo (extremecedor) o el contagio del propio Carlyle a manos de su esposa.