El doctor Lance Becker y su equipo esperan seguir trabajando en este nuevo tratamiento con el que se podrían salvar millones de vidas cada día.
Bill Bondar de 61 años se ha convertido en la "prueba viviente" de que el tratamiento comienza a dar sus frutos. Bill declara "No sabía que había muerto, no sentí nada, todavía no me lo creo". "Ví su cara, y estaba mirando a un hombre muerto", dice la mujer de Bill, Monica.
Bill sufrió un colapso a pocos metros de su casa cuando regresaba junto a su mujer de una actuación de música. Los paramedicos fueron capaces de restablecer su ritmo cardíaco, pero el tiempo de reanimación y la gravedad de este tipo de ataques puede causar daño a órganos vitales como el cerebro.
Bill fue hospitalizado en el Hospital de Pensilvania, donde él se expuso a este nuevo tratamiento experimental, inyectándole una solución salina conservada en temperaturas extremadamente bajas.
El paciente es recubierto después con almohadillas frías, que bajan la temperatura corporal de 98 (temperatura normal a la que se encuentra el cuerpo humano) a 92 grados fahrenheit. Los médicos mantienen el proceso de hipotermia durante 24 horas.
"El daño celular decrece cuando las células son privadas de oxígeno, así que con menos daño somos capaces de hacer mejor nuestro trabajo", afirma el Dr. Becker.
El Dr.Becker reconoce que la terapia de enfriamiento "necesita ser más rápida" y se ha comenzado a desarrollar una solución salina que contiene partículas de hielo para favorecer la posterior "reanimación". Ésta sería inyectada en el corriente sanguíneo para reducir rápidamente la temperatura corporal.
Este tratamiento experimental en el Hospital Universitario de Pensilvania sólo podría ser usado en ciertos pacientes. Pero los médicos esperan que con el tiempo se convierta en uno de los medios esenciales para salvar vidas humanas.