lunes, 3 de noviembre de 2008

El travelling es una cuestión moral (II)

Anteriormente en Geektorium...
Hablabamos hace unos días (con el lapso de tiempo sacrosanto propio del día de Halloween) del travelling. Es una pena que el tiempo haya ido justo como para actualizar con algo apropiado en esos días. Intentaremos volver a un ritmo normal de entradas y actividad en las siguientes semanas.
Volvamos al tema. Discutíamos sobre la participación cada vez más palpable de "lo técnico" en el mundo del cine.
La agradable sensación de dirigir un espectáculo inteligente, sin preocuparse tanto por las cuestiones técnicas, precedió al sin vivir en el que se encuentran los directores de ahora. El debate sobre si el travelling y otros se han convertido en un recurso más a elección del propio realizador (en el sentido de que puede hacer uso de él o prescindir por completo) o una imposición, ya sea por productoras o responsables, para distinguir el “verdadero cine” (esa definición que se tiene del cine actual como dinamismo, movimiento constante...en definitiva, convencionalismos y “comercialismos” más representativos que nunca de la industria de las palomitas) del cine de “autor”, un término que ya parece reservarse para el cine desfasado, independiente o barato, aquel que no gasta en travellings o que al menos no abusa de él.

¿Los directores de cine se cuestionan el travelling?

Sin duda, el travelling ha aportado algo más al cine. Además de acompañar al personaje, ha conseguido dotar de expresividad y dinamismo a muchas escenas que hubiesen sido imposibles de rodar o conseguir el mismo efecto con otro tipo de movimiento de cámara.
Ese movimiento de travelling (real o artificial), ya sea evidente el uso de cámara en mano o la utilización de raíles, ha aportado también importantes beneficios al cine. Secuencias de películas como Tal tal o tal cual, serían imposibles de imaginar fuera del marco visual y perspectiva que ofrece el travelling. Esas escenas, tal como las concibieron los directores en su cabeza, necesitaban de una movibilidad determinada, un movimiento que les permitiera desplazarse de la A a la B sin recurrir a jugar con el espectador.
Para representar lo que antes no permitía el travelling, la secuencia se convertía en una sucesión de escenas y encuadres que indicaban en primer lugar la dirección a la que el personaje se dirigía, dónde se encontraba, y por último qué pretendía con esa acción. Ahora todo parece más simple, más natural, el director sólo tiene que ponerse “steadycam en mano”, sobre su plataforma o silla (al más puro estilo Alfred Hitchcock presenta…) y después de elegir dónde colocar la estructura sobre la que se desplazara la cámara, dejarse “conducir” mientras graba.
Grandes nombres del cine como Stanley Kubrick, John Carpenter, Ridley Scott, Stuart Gordon, los hermanos Coen…han empleado en mayor o menor medida esta técnica en sus películas, y si ellos han decidido incorporar planos rodados con travelling, será porque beneficiaría a la secuencia, pero ahí esta la cuestión: sabían cuando utilizarla.
Se podría cubrir de elogios, o de desconcertante sabiduría, la frase de Godard, aunque puestos a quedarnos con alguna de este semidesconocido director, una que no genere confusión o ignorancia, que sea “Prefiero la verdad de la mentira que la mentira de la verdad”.

3 comentarios:

Freud-Seraphin Stanlake dijo...

Cuánto cansa pulsar las teclas, ¿verdad?

petra dijo...

Con ese final, me has matado.

Tan cierto es como la palabra cierto.

Eva Galve dijo...

Gracias por la recomendación espero que no sea como la anterior...
;D